16 enero 2008

Mis recuerdos del Metro de Madrid (II)


Siendo niño, me fascinaba mirar por la ventanilla de los vagones los túneles del metro, llenos de humedades, de cables, de viejos ladrillos... Y a veces ocurrían sorpresas: trenes se que cruzaban de repente, túneles que se bifurcaban, huecos de escapatoria llenos de herramientas y de redomas que cualquiera sabe qué líquido contendrían...
Mi curiosidad me llevó a saber que esas bifurcaciones eran en muchas ocasiones los túneles de enlace entre las diversas líneas. Lo descubrí en la estación de Goya de la línea 2, en cuya cabecera aparecía un cartel que indicaba que allí comenzaba el que enlaza esa línea con la 4. La estación de Goya, pero de la línea 4, también me llamaba mucho la atención por la brusca curva que los trenes habían de trazar en su salida hacia Lista, una curva en la que una de las vías se elevaba enormemente sobre la otra antes de que el túnel se dividiese en dos; una tapia había cerrado el cambio de vía que atravesaba este muro y seguramente servía para que los trenes utilizasen el túnel de enlace hacia la línea 2.
En mis años de la universidad tuve que frecuentar dos estaciones que también tenían cosas curiosas: Argüelles y Moncloa. La estación de Argüelles de la línea 4 es la primera (o la última, según se mire) de la línea, como muy bien indica el muro con tope en que acaba la vía. En ella hay, además, unas cocheras que casi se pueden ver haciendo un escorzo desde el andén. Cuando los viejos trenes-cafetera llegaban desde San Bernardo debían ir lentos debido al cambio de sentido del tren anterior y eso me permitía intentar ver esas cocheras a través de los escapes del túnel, allí horadados de manera que se permitía el paso directo hacia ese recinto. Casi siempre lo único que veía era su iluminación blanquecina, pero en ocasiones también pude atisbar algún tren.
La extraña estación de Moncloa de la línea 3, hecha en una gran curva y con una longitud que no se corresponde con la de las estaciones del resto de la línea, también es la última (o la primera) y cuenta con unas cocheras. En este caso no se puede ver nada desde el túnel, porque están en el lado contrario del que llegan los trenes, pero la puerta de acceso desde el andén, las raras ocasiones en las que estaba abierta, a veces posibilitaba dar un rápido vistazo a lo que allí había que, la verdad sea dicha, tampoco era demasiado espectacular...