19 enero 2007

Buena noticia (cosa rara)

El Parlamento Europeo
Lo de "cosa rara" lo digo al provenir de la Unión Europea, ésa que nos hace arrancar vides y olivos y que pone la rentabilidad por encima de cualquier virtud a la hora de valorar un servicio (y ya sabemos lo que eso significa para el ferrocarril de nuestras entretelas).

"Liberalización" es una palabra cuyo significado hoy es ambiguo; anteriormente era símbolo del acceso de las personas a la ciudadanía, a que el Estado no pudiera pisar sus derechos individuales. Hoy se suele asociar a la venta de los servicios públicos a las empresas privadas para que el Estado no tenga que cargar con impuestos a los ciudadanos. En muchos casos esas medidas se han mostrado desastrosas en el mundo ferroviario. Empresas públicas que eran un modelo se desmembran en numerosas empresas privadas en las que prima sobre todo el beneficio económico, con lo cual no se cuidan ni el mantenimiento de las infraestructuras ni la cualificación del personal y el servicio se deteriora hasta el punto de provocar trágicos accidentes (¿adivináis de que reino insular europeo hablo?).

Por eso digo que me parece una buena noticia que el Parlamento Europeo haya rechazado la liberalización del transporte ferroviario nacional, rechazo que ya pedían los estados miembros pero al que se oponía tenazmente la mayoría conservadora de la llamada Eurocámara. Ha sido por pocos votos (358 a favor y 195 en contra, pero se necesitaban 393 votos a favor para la aprobación). No me opongo a las llamadas "liberalizaciones", pero en esta vida todo ha de tener un límite, hasta el triunfo del neoliberalismo.

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