El pasado 11 de enero mostraba en esta misma bitácora mi preocupación, compartida por muchos, ante el futuro que le espera al ferrocarril directo Madrid-Burgos. Entonces hablaba de la tremenda subida de tarifas que Renfe había aplicado al transporte ferroviario de mercancías (un 40%) a la vez que supuestamente prometía no suprimir el servicio que ofrecía en esta línea. Pues bien, el 31 de enero y prácticamente sin avisar, lo eliminó. Desapareció así otro de los pilares del Directo, el transporte de mercancías desde Aranda. Renfe estará orgullosa por haber echando unos cuantos camiones más a las carreteras, algo que sin duda redundará en la fluidez y seguridad del tráfico y en la preservación del medio ambiente.
Ya he leído con preocupación que la señal para eliminar el Directo será la inauguración del AVE a Valladolid. Entonces se mostrará como superflua la línea, pues por el rodeo vallisoletano se tardará menos en llegar a Burgos. ¿Y cómo no va a ser así? Si el Estado se gasta miles de millones en excavar faraónicos túneles y ni un duro en mantener o mejorar el Directo es lógico que pase lo que quieren que pase. Otro hachazo más al ferrocarril convencional, que al final quedará relegado a las cercanías. Y a viajar en AVE, que sin duda es asequible para cualquier bolsillo... El que no pueda, que tome el autobús.
Yo soy optimista por naturaleza, pero veo el futuro muy negro. Valladolid-Ariza, Santander-Mediterráneo, Palazuelos-Astorga... ¿Seguirá la terrible lista?
Sobre este último ataque de Renfe al Directo recomiendo la lectura de este texto.
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