...yo quería un tren", decía una canción de mi infancia. ¿Qué aficionado al tren grande no ha querido siempre tener uno pequeñito? Esa fue siempre mi ilusión y por falta de espacio no pude cumplirla. No quiere decir eso que no haya tenido trenes de juguete. En la época gloriosa del dominio de Ibertrén (marca que parece felizmente resucitada) hubo otras empresas españolas que con mayor o menor fortuna intentaron fabricar trenes lo más parecidos posible a sus modelos reales. Creo que en algún rincón guardo aún la caja que contiene mi tren Jyesa, un ferrobús de los que servían en las precarias cercanías de los años 60, con su óvalo y su pila de petaca. Menudas estaciones que le construía con el Tente, otro juguete mítico de mi infancia (¡qué felices éramos sin gameboys ni playstations...)
Hasta muchos años después no pude cumplir, al menos en parte, mi sueño. Desaparecida Ibertrén, quedó sólo Electrotren como marca constructora de modelos de trenes españoles en escala HO (1:87). Hace ya varios años, me hice con uno de sus catálogos, muestra del magnífico trabajo de esta empresa madrileña. Después, gracias a mi afición por las compras por Internet (¡qué triste, Fosuna ha dejado de existir!), conseguí hacerme con una locomotora 333 (¡qué maravilla estas diesel de silbante motor que poco a poco van desapareciendo tras más de 30 años de magnífico servicio!) y numerosos vagones de mercancías, mis favoritos (¡qué suerte, porque además son más baratos que los de viajeros!) Así, de vez en cuando monto mi red ferroviaria (he conseguido un pequeño óvalo de vía doble con varios desvíos y un apartadero) para deleite propio y de mis hijos, con los que a menudo me acerco a la línea Madrid-Alicante, a un tiro de piedra de mi casa, para hacer trainspotting (o, mejor, ver los "retenes" como dice mi hija). Mi sueño inalcanzable sería tener una maqueta... Lo dejaré para cuando me toque la primitiva y pueda tener una casa bastante más grande. Hasta entoces, el catálogo de estaciones y edificios dormirá el sueño de los justos.
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